Descripción del proyecto

Objetivo del proyecto: Evaluar el potencial del producto aglutinante, conocido como DUSTEX, para evitar el levantamiento de partículas de polvo en caminos agrícolas y que se deposite sobre los cultivos y telarañas producidas por la araña roja, en comparación con caminos no tratados y con caminos rociados periódicamente con agua.

La araña roja Tetranychus urticae Koch, 1836 (Acari: Tetranychidae) es un ácaro cosmopolita y extremadamente generalista que frecuentemente alcanza niveles poblacionales de plaga en una amplia gama de cultivos hortícolas, citrícolas, vitivinícolas, frutales y ornamentales. Entre los cítricos, sus ataques revisten especial relevancia en mandarinos (especialmente en ‘Clemenules’) y limoneros, aunque puede atacar a todas las especies y variedades (García-Marí, 2005; Jacas et al., 2010), hecho por lo que es considerada como una plaga clave de los cítricos.

La araña roja es la especie de ácaro más perjudicial para la citricultura española, seguida por el ácaro rojo Panonychus citri (García-Marí, 2005). Se trata de un ácaro fitófago rojizo y de pequeño tamaño (0,5-0,6 mm las hembras adultas, las de mayor tamaño) (Figura 1), el cual tiene un ciclo de vida corto, un altísimo potencial reproductivo y una gran capacidad de dispersión (Sá Argolo, 2012). En las primeras fases de las infestaciones aparecen individuos solitarios, aunque por su comportamiento gregario pronto forman densas colonias en el envés de las hojas, las cuales quedan protegidas por largas sedas (telarañas) (Figura 1), las cuales fijan entre el envés y los frutos y ramas (Moraes y Flechtmann, 2008). El tamaño de las telarañas es proporcional al número de individuos que componen la colonia.

Uno de los síntomas más fácilmente detectable es la aparición de una alta proporción de manchas cloróticas en las hojas y en los frutos (decoloración difusa de aspecto mate), que lleva asociada una disminución de la tasa de transpiración y de la actividad fotosintética de la planta (Martínez-Ferrer et al. 2006). Cuando existen deficiencias nutricionales, elevadas temperaturas o estrés hídrico, como en la época estival, sus ataques se ven acompañados de fuertes defoliaciones y reducción el número de flores. Además, la araña roja provoca dos síntomas muy característicos en los frutos, concretamente, un oscurecimiento de la zona peduncular de las mandarinas o de la zona estilar de los limones (defecto que se conoce como el “bigote del limón”). Tanto las manchas herrumbrosas como el oscurecimiento de mandarinas y limones causan un daño estético acusado que reduce su valor comercial, produciéndose en consecuencia importantes pérdidas económicas, sobre todo en cuanto a las mandarinas, ya que la mayor parte de la producción se destina al consumo en fresco (Martínez-Ferrer et al. 2004; Aucejo-Romero 2005).

Proyecto desarrollado en colaboración con